Noticia de la web del club:
Hace cinco años el espanyolismo vivió uno de sus días más gloriosos. El Espanyol conquistó su cuarto título de Copa del Rey después de derrotar al Zaragoza por 4-1. Fue la final perfecta. Los goles de Luis García, por partida doble, Tamudo y Coro hicieron estallar de alegría a los más de 27.000 aficionados que abarrotaban las gradas del Santiago Bernabéu. Por un día, la familia blanquiazul aparcó las penas, olvidó los malos momentos vividos durante la temporada y se dejó llevar para disfrutar al máximo de un día inolvidable. Casi nadie apostaba por el equipo de Miguel Ángel Lotina que en la final ofreció la mejor versión de la temporada. Fue un éxito rotundo.
El 12 de abril miles de pericos inundaron las calles de Madrid. Con el recuerdo todavía de la Copa del Rey lograda en el año 2000 ante el Atlético de Madrid, los aficionados y el equipo soñaban con repetir el éxito. Aunque la temporada del Espanyol en la Liga no fue demasiado buena –nadie olvida el milagroso gol de Coro en el añadido del último partido contra la Real Sociedad-, la Copa fue la vía de escape; el torneo de la esperanza. Algunos piensan que la ilusión no era comparable a la vivida en Valencia, sin embargo, el espanyolismo vivió una jornada inolvidable. La afición demostró, una vez más, que es uno de los patrimonios más importantes del club y tuvo un papel decisivo en el triunfo.
Desde primera hora de la mañana infinidad de autobuses se desplazaron a la capital. El azul y el blanco se convirtieron en los colores de moda de la ciudad. Además, casi todos los seguidores pasaron por la carpa instalada en los aledaños del Santiago Bernabéu, donde se gozó de una auténtica fiesta. El ambiente que se vivió hace cinco años permanecerá en la memoria de todos los pericos. Miles de aficionados unidos con un único objetivo. La afición blanquiazul jugó un papel fundamental el 12 de abril de 2006. Primero, porque dio un ejemplo de comportamiento y, segundo, porque fue vital para que el equipo se acabara llevando la victoria.
Los jugadores y el cuerpo técnico reconocieron después del partido que la caravana que acompañó al equipo hasta el estadio fue decisiva para obtener el título. Fue una inyección extra de moral y de confianza. Esto unido a los cánticos de jugadores como Zabaleta, Pandiani y compañía resultó decisivo para lograr el objetivo. La afición, que no paró de animar y cantar, fue el jugador 12.
El espanyolismo disfrutó al máximo. Un día estelar que acabó con una clara victoria. Por una vez, no se tuvo que sufrir; todo fue perfecto. El Espanyol conquistó su cuarta Copa de la historia dando una auténtica lección. La familia perica no olvidará nunca el 12 de abril de 2006 aunque sueña con repetir estos éxitos en el futuro.
Resumen (perdón por la calidad de imagen):